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martes, 7 de abril de 2015

Pelicanos

Pelecanus es un género de aves marinas llamadas vulgarmente pelícanos, y pertenecientes a la familia Pelecanidae.
Los pelícanos son famosos por sus enormes picos, pero poseen otro rasgo distintivo: a diferencia de otras aves acuáticas, tienen los cuatro dedos palmeados, al igual que los cormoranes y alcatraces . Se alimentan de peces, y la mayoría vive en el mar. El pelícano es el único animal que traga agua salada y en su garganta la convierte en agua dulce para su consumo.
Pueden volar durante mucho tiempo, pero se les hace difícil moverse en tierra.

El ave zoológica y el ave mitológica

Cabe distinguir entre el ave real de la zoología y su interpretación mitológica. En Egipto el pelícano (la diosa Henet) se asociaba con la muerte y la vida futura profetizando al fallecido el paso seguro del mundo terrenal al ultraterreno, tenía un papel en el Libro de los Muertos y se representaba en las tumbas como símbolo de protección contra las serpientes.
El romano Plinio el Viejo en su Historia natural, lib. X, 66, el visigodo Isidoro de Sevilla en sus Etimologías, lib. XII, 7: 26 y el francés Guillaume le Clerc de Normandía en su Bestiaire (siglo XIII) mencionan al pelícano junto a leyendas a él asociadas.[1]
Los bestiarios medievales europeos pensaban que el pelícano ofrecía su propia sangre a sus polluelos hiriéndose en el pecho cuando no había comida que ofrecer, por lo que simbolizaba la Pasión de Cristo y la Eucaristía. En efecto, uno de los cinco himnos que compuso Santo Tomás de Aquino, Adoro te devote, describe en su penúltima estrofa a Cristo como "amoroso pelícano divino":
Pie pellicane, Iesu Domine, / Me immundum munda tuo sanguine. / Cuius una stilla salvum facere / Totum mundum quit ab omni scelere. - "Señor Jesús, pelícano bueno, / límpiame a mí, inmundo, con tu sangre, / de la que una sola gota puede liberar / al mundo entero de todos los crímenes".
Isabel I de Inglaterra adoptó este símbolo retratándose a sí misma como "madre de la Iglesia de Inglaterra" y Nicholas Hilliard pintó al pelícano en torno a 1573 y un pelícano que alimenta a sus polluelos se representa en la parte inferior de la portada de la primera edición de la Biblia del rey Jacobo (1611) y hay otras manifestaciones de lo mismo en el arte religioso inglés y en la heráldica desde la Edad Media. Una versión más antigua del mito es que el pelícano mata a sus crías y luego las resucita con su sangre, de nuevo análogamente al sacrificio de Jesús. La leyenda de la autolesión y el suministro de sangre pueden haber surgido a causa de la impresión de un pelícano veces da de que se está apuñalando a sí mismo con el pico; en realidad, presiona a menudo este sobre su pecho para vaciar completamente su bolsa, y hay una especie muy común que tiene la bolsa roja en su época de reproducción, por lo que sería un mito o leyenda de la clase de las etiológicas.
El caso es que los bestiarios medievales difundieron la creencia de que los pelícanos alimentaban a sus polluelos con su propia sangre, y por ello es habitual encontrar imágenes de pelícanos en el cuadro de las cruces y otros lugares como símbolo del sacramento cristiano (católico y ortodoxo) de la Eucaristía. Es una imagen poética de Cristo que da a comer su propia carne y a beber su propia sangre. El nombre de "pelícano bueno" es muy utilizado para referirse a Cristo en la literatura y liturgia católicas indicando el amor extremo que tuvo Jesucristo hacia todos los hombres.
También el pelícano es el ave simbólica de los rosacruces y de la francmasonería en el grado XVIII del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, poetizado en el sentido de que se abre el pecho para alimentar a sus polluelos, como emblema de la ley de sacrificio que se debe observar en la conducta para bien de la humanidad.

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